Innovar es un proceso de aprendizaje. Para innovar hay que arriesgar y para ello necesitamos empleados amantes del peligro y organizaciones que no sólo lo permitan sino que lo fomentenTodo el mundo parece estar enamorado de la innovación pero hay 2 detalles que se nos olvidan recurrentemente:
1.- Las organizaciones no fueron diseñadas para innovar pero actualmente, ninguna empresa puede escapar de la esquizofrenia de vivir pendiente de los desafíos del presente y al mismo tiempo, anticipar los desafíos futuros. Lidiar con el presente obliga a no reinventar la rueda que ya funciona y sacar el máximo partido del conocimiento que atesora la organización. Planificar el futuro, sin embargo, implica reinventar la rueda, innovar en nuevas maneras de trabajar y de satisfacer las necesidades de los usuarios. ¿Cómo pueden las empresas vivir con esa tensión permanente?
2.- A las personas jamás las enseñamos a innovar. La gran pregunta que casi nadie responde es ¿Cómo se innova? No basta con querer (motivación) o con poder (contar con recursos y con apoyo) sino que también hay que saber. Para innovar es requisito primordial estar enfadado (tener un problema acuciante por resolver), hacerse las preguntas adecuadas (formular nuevas preguntas y buscar nuevas respuestas o generar nuevas respuestas a viejas preguntas), convivir con los errores (el miedo es el mayor inhibidor de la innovación) y tener una base de conocimiento suficiente.
Autor: Javier Martínez Aldanondo - Gerente de Gestión del Conocimiento de Catenaria (Extracto de artículo)
Twitter: @javitomar
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