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Personas difíciles para el trato cotidiano


El compañero hostil
Como estas personas pueden ser muy sensibles a las críticas y hasta reaccionar frente a ellas con violencia, trata siempre de ser cortés y comprensivo cuando les expones un error. En la charla cotidiana, evita tocar temas que tengan un fuerte contenido emocional, ya que este tipo de personas suelen ser muy sensibles. Si alguna vez os tratan con violencia, evita ser vengativo, esto sólo hará que aumente la agresión.
Lidiar con personalidades agresivas u hostiles requiere tacto y esfuerzo
Existe una serie de consejos aprobados por especialistas sobre como tratar a una persona en estado agresivo: Reduce el nivel de ruido, es decir evita gritar. No pierdas la calma tú también. Si la persona ha cometido un error que no está dispuesta a admitir trata de que te explique él mismo la situación sin juzgar sus acciones. Escucha lo que dice y nuevamente no juzgues sus sentimientos.

El quejica crónico
Son aquellos que se quejan de todo, encuentran fallos por doquier, pero no hacen nada para resolver la situación. Para tratar con ellos, antes que nada, no caigas en la trampa de hacerte responsable de aquello de lo que se quejan, no te sientas culpable. Tampoco te pongas a la defensiva o contraataques porque esto sólo traerá más quejas.



Trata de tomar una actitud paciente, pon por escrito las quejas y trata de llegar a un acuerdo mutuo para resolver el motivo de la queja. ¡Ojo! No te hagas cargo tu sólo, haz que el quejica coopere para resolver la situación.

El súper agradable o el que está de acuerdo contigo en todo
No importa lo que le digas, él o ella siempre estarán de acuerdo contigo, asentirán con una sonrisa y dirán que todo lo que se te ocurra es maravilloso. Este tipo de personas buscan constantemente la aprobación del otro. Seguramente han aprendido desde niños que si coinciden en todo lo que los demás dicen o proponen serán aceptados. Pero su continua amabilidad puede hacernos perder la paciencia, especialmente cuando necesitamos de alguien que discuta nuestras ideas y aporte las propias.

¿Qué hacer con ellos? Pues trata de mostrarles que se les acepta aunque disientan y discutan contigo, si le propones una idea pregúntales que parte de la misma les agrada más y cual menos, de forma de iniciar, sin que se note demasiado, un posible disenso.

El sabelotodo
Existen dos tipos de sabelotodos: aquellos que realmente saben y aquellos que no. Ambos pueden resultar tediosos. El verdadero experto suele sentirse superior y hacer que la gente se sienta estúpida e inferior. No suelen permitir que se les ayude en nada y prefieren hacerlo todo ellos mismo porque así es mejor. Si debes tratar con un verdadero maestro, no dejes que su comportamiento realmente te haga sentir inferior, trata de defender tus ideas y posturas. Auto-respetarte puede llevar a que el otro también te respete.

En caso de que se trate de un falso sabiondo o charlatán la cuestión es más simple. Suele bastar con mostrarles que están hablando de más, para que se callen.

El pesimista
Este tipo de personas suelen tirar abajo nuestros más preciados proyectos e iniciativas, mostrando la dificultad de alcanzarlos o todos los obstáculos del camino. Centrados en las contras y nunca en los pros dejan nuestra moral por los suelos.

Aquí el secreto está en no dejarse arrastrar por sus ideas pesimistas. Para ello no discutáis ni tratéis de mostrar que hay más beneficios que contras, simplemente concéntrate en tus proyectos y no te dejes contagiar. Si no puedes evitar que te contagien, trata de no compartir con este tipo de personas proyectos y ambiciones.

El buenazo del grupo
El buenazo de un grupo está tan verdaderamente compenetrado con las necesidades de los demás, que nunca hace nada por sí mismo. Siempre pendiente de no herir sentimientos de ninguna parte relega sus propias opiniones en pos de las reconciliaciones.

Este tipo de personas nos hacen en apariencia el trato muy ameno, hasta que descubrimos que en realidad no sabemos nada de ellas salvo su deseo de ayudar. Si estás realmente interesado en compartir con esta persona algo más que tus propias necesidades, trata de preguntarle de vez en cuando como se siente y de abrir un espacio para que también hable y cuente sus necesidades. Hazle saber que a ti también te importa ayudar.

A esta breve lista, seguramente cada cual tendrá su propio tipo de persona para agregar. Es que, claro, ¡Nadie puede ser perfecto como uno!
Autor: Elena Bellver (según lista confeccionada por Clay Tucker-Laad)

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