E-marketing, newsletter… Esto no es una clase de inglés, aunque pueda parecerlo a juzgar por los términos que usaremos. Muy por el contrario, se trata de una de las técnicas comerciales más punteras e importantes del momento: el e-mail marketing.
Toda empresa que quiera dar a conocer sus productos y servicios debe apostar por cuantos medios tenga a su alcance si quiere llegar de forma efectiva a su público objetivo. En los tiempos que corren, de hecho, las nuevas tecnologías se han erigido en verdaderos cauces de información para el sector comercial puesto que constituyen una forma barata y efectiva de informar sobre productos, servicios y otras noticias.
Pero dentro de la amplia gama que presentan las nuevas tecnologías… ¿qué medio es el más efectivo? Probablemente no hay una respuesta única a esa pregunta. Cada negocio, cada empresa, cada comercio e, incluso, cada empresario, se dirigen a un sector determinado del público y, por ello, utilizan unas técnicas u otras.
Asimismo, cada uno presenta una serie de cualidades diferentes a las demás. Esto quiere decir, por tanto, que ni todos los empresarios disponen de los mismos medios para dirigirse a su público ni todos los cauces de información son adecuados para todos los negocios.
Sin embargo, hoy hablaremos de un cauce bastante utilizado en negocios, empresas y comercios de cualquier sector: el e-mail marketing. ¿Por qué tanto éxito? Por su bajo coste (al ser a través del correo electrónico es prácticamente gratuito) y porque llega a un alto sector de la población.
Cómo rentabilizar el e-mail marketing
Pese a que es una de las técnicas de marketing más utilizadas, no todos saben como sacarle el máximo partido.
Brevedad, claridad y sencillez: La estructura del mensaje es muy importante. No hay que olvidar que aunque sea a través del correo electrónico, de lo que se trata es de transmitir un mensaje. De ahí que sea vital saber cómo editarlo para que llegue al receptor de la forma más eficaz posible.
En primer lugar, es necesario centrarse en la brevedad. El mensaje no puede prolongar su extensión indefinidamente, ya que el receptor probablemente ni lo lea al ver demasiado texto. Lo mejor, por tanto, es apostar siempre por un mensaje contundente, breve, que llame la atención del usuario y le invite a interesarse por la oferta.
En segundo lugar, ha de ser claro. La claridad es tanto o más importante que la brevedad, pues un mensaje (ya sea corto o largo) que no se entiende es una oportunidad perdida de llegar a nuestro público. Lo mejor, en este caso, es transmitir mensajes claros con información útil, y huir de los subterfugios, los ambages y los dobles sentidos.
Peso del e-mail: Hay que procurar, en todo caso, enviar e-mails ligeros, esto es, cuyo peso no sobrepase un límite, ya que cuanto más pesado sea, más tardará el lector en abrirlo. Esto puede desembocar en un grave problema en el cauce de la comunicación: que el receptor se canse de esperar y no abra el mensaje.
Asunto: Parece algo superfluo, pero es uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta a la hora de utilizar el e-mail marketing. Podríamos comparar el asunto de un correo electrónico con el titular de una noticia: si éste no llama la atención, el lector no seguirá leyendo. Por eso, es muy importante saber elegir el texto que pondremos en el asunto del mensaje, para que llame la atención y se adecue al contenido del correo.
Gramática y ortografía: Ni que decir tiene que no podemos cometer faltas gramaticales u ortográficas. No debiéramos cometerlas nunca, en cualquier ámbito en el que nos movamos, pero mucho menos en un mensaje profesional.
Invertir tiempo: Pese a lo fácil que es la fórmula, no debemos subestimar el potencial de esta técnica. Por eso, es necesario invertir cierto tiempo en la creación y la maquetación del mensaje.
Comprobar los enlaces: Certificar la eficacia del mensaje también pasa por comprobar, antes de enviarlo, que todos los enlaces funcionan a la perfección. De otra manera, ¿cómo accederán los interesados a la web de la empresa?
Destinatarios: No hay que enviar el mail a cualquiera. Por el contrario, hay que tener un especial cuidado con los destinatarios a los que se lo enviamos, centrándonos para ello en qué tipo de empresa somos, cuál es nuestro público objetivo y cómo podemos llegar a él. Si además personalizamos el mensaje, esto es, dirigirnos a la persona por su nombre o apellido en lugar de un destinatario general, la efectividad se ve multiplicada.
Uniformidad: Es aconsejable tratar de enviar siempre mensajes con la misma estructura, firma o plantilla. De esta forma, el receptor identificará más fácilmente el mensaje con la empresa emisora.
Fuente: MuyInternet.com
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