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¿Cómo liderar “a pesar” del jefe? - Herramientas para ser un líder eficaz, aun teniendo un jefe que no lo apoya.
Una de las principales prioridades de un gerente es poder ser un líder eficaz que motive, recompense y desarrolle el desempeño de los empleados. Sin embargo, tratar de motivar a otros sin contar con el apoyo del supervisor directo o, aún peor, con la constante desautorización de las acciones que se emprenden para conducir al personal, puede llegar a afectar tanto el espíritu de trabajo de un líder como la eficiencia de su equipo.
Pasos salvadores
Para decidirse y buscar una salida positiva se requiere valor, sabiduría y autocontrol emocional. Para aquellos que están dispuestos a emprender el camino del éxito, he aquí seis enfoques que pueden ayudar a manejar mejor a un jefe problemático:
1. Dé por sentado un resultado positivo.Tenga la seguridad de que puede llegar a un resultado conveniente para usted, sus empleados y su jefe. Si no pierde de vista la misión de su tarea/puesto y hace que su equipo se concentre en sus objetivos, puede suavizar el impacto de un superior que no colabora.
2. Intente mejorar la relación y ejerza su poder. Dedíquese a mejorar la relación con su jefe en vez de esperar que algún día él cambie de actitud (o renuncie). Tome la decisión de ejercer el poder que usted tiene (no pierda tiempo en revolver las circunstancias que no puede controlar). Ud. puede emprender diversas acciones para modificar una relación difícil con su superior.
3. Intente un abordaje positivo. A veces, una pregunta o una palabra amable pueden permitir que un mal jefe cambie su actitud, decisión o acción. Tenga en cuenta, además, que un gerente que expresa compasión y autocontrol ante la conducta errónea de su jefe puede obtener reacciones increíblemente positivas entre su gente.
Si bien las confrontaciones negativas rara vez contribuyen a mejorar este tipo de situación, eso no significa que usted no pueda ser directo y expresar abiertamente su posición, opiniones y necesidades. Si el abordaje directo no funciona, el paso siguiente es hablar con el gerente de recursos humanos. Pero en vez de utilizar a RR.HH. como una forma más de eludir al jefe, busque consejo sobre cómo manejar la situación de la mejor manera posible.
4. Mejore su estilo de comunicación. La vida laboral requiere una comunicación frecuente y eficaz, y una constante y consistente búsqueda de cumplir los objetivos de la empresa. Si bien la mayoría de los ejecutivos están de acuerdo en que mantener informado al jefe contribuye a lograr una buena relación, muchos se quedan callados cuando surgen inconvenientes. No informarlo ante situaciones problemáticas es un error; recuerde siempre que si toma la decisión de pasar por encima de su jefe, las cosas sólo tenderán a empeorar.
5. Trate de ponerse en su lugar. Es sumamente difícil sentir empatía con un mal jefe y prestarle apoyo cuando uno siente que lo están desautorizando. A veces resulta útil tratar de ponerse en su lugar.
Los líderes pueden equivocarse no por ser malas personas o insensibles, sino porque todo el mundo en estos días pasa por épocas difíciles. Muchos jefes también tienen cuestiones propias de poder y/o inseguridades. Si uno contempla al jefe con ojos de empatía, puede empezar a dominar las propias reacciones emocionales ante la situación.
6. Exprese sus necesidades. Para tratar de resolver las diferencias con su jefe, lo mejor es emplear un abordaje abierto y enérgico sin ser agresivo. Lo ideal es siempre intentar primero una conversación auténtica sobre lo que cada uno espera del otro.
Si usted enfoca esa conversación en un tono que lleve a resolver los problemas, verá que aumenta la posibilidad de obtener lo que desea. Pídale apoyo sin enfrentarlo con exigencias poco razonables o demandar demasiado de su tiempo y atención. Lo mejor es decirle, por ejemplo: “Tengo algunas ideas para el tema del presupuesto sobre las que me gustaría que me dé su opinión”. O: “¿Cómo reaccionó usted en este tipo de situaciones?” Si no está de acuerdo con su sugerencia, responda con: “Creo que esa forma de reaccionar tiene muchas posibilidades. También estuve pensando en esta otra alternativa…”.
Usted necesita comunicarse con su jefe en forma eficaz a fin de establecer las expectativas compartidas de ambos. Para eso, tenga en claro sus propias necesidades y explíqueselas en forma sucinta e inequívoca. Sus solicitudes deben ser profesionales, no emocionales. Y esté dispuesto a explicar los motivos laborales subyacentes.
El abordaje realista es el más eficaz: plantearle al jefe las expectativas, pero despojándose de la ambición. Si usted mantiene su meta en la mira y sólo selecciona lo imprescindible, a menudo podrá obtener lo que desea para satisfacer los desafíos más importantes con que se enfrente, sin abrumar al jefe con exigencias.
Autor: Cristina Mejías
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sanchezjl
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Recursos Humanos
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