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Automotivación
Automotivación: Se traduce en la importancia de trabajar para conseguir una satisfacción personal. Necesidad alta de alcanzar un objetivo con éxito.
Motivación.
La motivación es el motor de la personalidad. Todo en nuestra personalidad es motivado; aunque no nos demos cuenta, pero nunca hacemos nada sin una motivación previa; algo nos motiva a hacer algo, y por eso lo hacemos. Las buenas y firmes motivaciones nos hacen soportar bien hasta la más pesada de las rutinas. La buena motivación capacita para superar las mayores dificultades.
¿De qué calidad es nuestra motivación? Saber motivarse es garantía de éxito. La persona que actúa guiada por una buena motivación rinde más y se fatiga menos que aquella que actúa desmotivada o con una motivación frágil. Nos sentimos impulsados a realizar aquello que nos hará sentir felices.
Motivación – Autoestima.
¿Qué crees de ti mismo? En eso consiste la autoestima, en el juicio que cada uno hace de sí mismo, en lo que cree de sí mismo. El nivel de autoestima es fundamental para el nivel de motivación. La persona con elevado nivel de autoestima se exige más y se motiva más para el trabajo; va en ello su misma dignidad personal. Ve que tiene aptitudes para su trabajo, y lo realiza con gusto. El buen nivel de autoestima anima a la persona, como en un exigente desafío, a sacar el mejor rendimiento de sí misma.
Esta persona se desafía a sí misma a conseguir más y mejor; es lo que se llama “motivación para el logro”; es decir, se siente motivada no sólo a hacer las cosas, sino a hacerlas bien, con buen resultado, con éxito. En su actuar implica sentimientos, pensamientos, sueños, progresos, preocupaciones. Es así, porque en la vida humana existe una bonita relación entre procesos cognitivos, motivación y emociones humanas. Los éxitos no dependen siempre de causas externas o de la suerte, sino sobre todo de causas internas, estables, que conducen a emociones positivas y conductas gratas. Esto es lo que viven las personas orientadas al logro. Son las personas que trabajan bien, y además se dan tiempo de gratuidad para sí mismas.
Motivación para el trabajo profesional.
Todo profesional bien motivado es alguien que toma conciencia de que vivirá su vida laboral en actitud de servicio a los demás; el buen profesional no se preocupa tanto de ostentar títulos y exhibir diplomas y grados, cuanto de servir bien a los demás. Su trabajo es un servicio acompañado de tal entusiasmo que, a su vez, es altamente motivador. Todo buen trabajador sabe que el suyo es un servicio que contribuye realmente al buen funcionamiento de la entidad o empresa a la que pertenece, y por lo mismo desarrolla en alto grado el sentido de pertenencia. Por eso se sabe valorar a sí mismo y sabe valorar lo que hace: su servicio es indispensable y exige alta profesionalidad. El suyo es un trabajo que supone iniciativa y creatividad.
Motivación – respuesta emocional.
Quien en su trabajo de cada día alcanza la meta propuesta (el logro de sus expectativas) experimenta emociones positivas (alegría, entusiasmo, felicidad, dicha) que hacen grata la vida laboral. Por lo mismo, esas emociones positivas se convierten en motivación para la perseverancia, actitud hoy día tan poco común.
Al contrario, los resultados de fracaso suscitan emociones negativas (tristeza, angustia, depresión, ansiedad, miedo, ira, hostilidad, desagrado, desprecio, desesperación, vergüenza, culpa, aburrimiento). Estas emociones desmotivan para el trabajo y hacen que la persona se aburra y no sea perseverante en la labor emprendida, lo cual, lleva al nuevo fracaso. Así se va produciendo un círculo vicioso: porque no trabaja bien (persona desmotivada) no obtiene buenos resultados; ello le produce emociones negativas de desencanto, lo cual hace que se aburra en el trabajo y nuevamente se desmotive.
¿Cómo enfrentarlo? Todas las personas desarrollan sus formas preferidas para enfrentarse a estas situaciones de desagrado. Unas tienen éxito, pero otras fracasan.
¿Qué estrategias son estas?
A. Positivas
- Reevaluación positiva. Consiste en revisar la situación problema y sacar de ella todo lo positivo que tenga. Concentrarse activamente en el problema para buscar toda la información posible que me ayude a superarlo.
- Desarrollo personal. Parecida a la estrategia anterior, aquí el sujeto procura aprender de la situación que se ha producido, y así su mismo aprendizaje se convierte en autoestímulo para superar dicha situación problema. La persona se desarrolla en forma personal y profesional.
- Resolver el problema. Se toman decisiones encaminadas a una acción directa y racional para solucionar el problema.
- Apoyo social. Con humildad y sencillez se busca en otras personas la información y ayuda necesaria para solucionar el problema.
B. Negativas
- Reacción depresiva. Actitud pesimista, sentirse mal ante el problema, sentirse desbordado y pensar que no tiene solución.
- Negación. No se acepta el problema, se niega la realidad, se desvirtúan los hechos. De esta manera el problema no se puede corregir.
- Conformismo. Tendencia a la pasividad: “Aquí nada se puede hacer; que venga alguien a arreglarlo”.
- Desconexión mental. Predominan los pensamientos distractivos. Evadirse y “volarse” para pensar en otra cosa.
- Control emocional. Reprimirse para no dar a conocer los propios sentimientos causados por esta situación de fracaso.
- Expresión emocional. Se dirige hacia otras personas la expresión de las propias emociones pero sin una búsqueda racional de las causas del problema y la solución correspondiente. Tendencia a hacerse la víctima.
- Respuestas paliativas. Conductas de compensación para neutralizar de alguna manera el malestar que se siente: fumar, comer, beber, pelar, murmurar, refunfuñar.
Peligros contra la motivación.
Relaciones conflictuadas o deseos encontrados. Para evitarlo tiene importancia cuidar del ambiente laboral: conviene rodearse de personas que piensan en positivo. Evitar murmuraciones y cotilleo. Controlar ambiente de maledicencia y chismorreo.
Desencantos, del exterior y del interior. Estos desencantos y desengaños producen reacciones de apatía y aburrimiento. Matan todas las ilusiones. Es importante en estos casos enfrentar los inconvenientes y conflictos cuanto antes y cara a cara.
Quedar fijados en los “buenos tiempos del pasado”. Si este tipo de comentarios se convierte en una especie de fijación en “aquellos tiempos” no se progresa y suelen producirse comparaciones dañinas.
Sentido de identidad, reforzador de la motivación.
El sentido de identidad se relaciona con la actitud de permanecer fieles a nuestros compromisos iniciales. Requiere del reencanto de lo sencillo que está presente en el quehacer cotidiano; pero ese reencanto puede ser difícil y exigente. Hay sentido de identidad en la persona que conserva intacta, como los niños sanos y felices, la capacidad de admirarse por las cosas simples y sencillas. Estas personas trabajadoras adjudican a cada una de sus tareas profesionales un valor positivo; saben reformular el trabajo en términos de importancia (son constructores de catedrales y no simples picadores de piedras, como cuenta la anécdota de la edad media). Sus actitudes básicas son la disciplina y fidelidad. El esfuerzo, la constancia y la perseverancia.
Fuente: José Luis Ysern
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sanchezjl
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Recursos Humanos
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