EL FOLLETO
El vendedor ya nos ha organizado su venta y nos ha explicado su producto. De momento, todo nos parece muy bien, pero ahora queremos verlo con nuestros propios ojos. Adivinándonos el pensamiento toma su maletín, lo abre y nos muestra el producto. Lo vemos desde todas las perspectivas, mientras el vendedor continúa hablándonos de sus múltiples ventajas. Perfecto. Y así debe ser también en un "mailing".
El folleto es el propio producto. El único lugar donde podemos verlo tal y como es. Aquí cobran vital importancia las fotografías, las ilustraciones, los colores y todos aquellos aspectos gráficos que contribuyan a hacer de nuestro producto algo apetecible de poseer. Toda la gráfica irá acompañada de textos explicativos sencillos y claros, impresos en un tipo de letra atractivo y fácil de leer.
Con respecto al tamaño y la forma del folleto no hay nada que decir. Tiene tantas posibilidades como su imaginación quiera: Dípticos, trípticos, desplegables, libretos, grandes fichas... y todo lo que se le ocurra para despertar la atención de las personas a las que quiere dirigir su venta y conseguir, así, sus objetivos.
Hemos de tener en cuenta que no es el consumidor quien viene a nuestra tienda a ver el producto, somos nosotros quienes debemos llevárselo a su casa; por lo tanto, cuanto más fiel sea la reproducción de dicho producto, mayor será la confianza por parte del consumidor a la hora de solicitarlo.
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