Para rentabilizar al máximo la inversión en una campaña de Marketing Directo, es necesario estudiarlo todo hasta el mínimo detalle. Hay que pensar que cada respuesta obtenida cuesta dinero y que, para obtener beneficios, esta respuesta debe entrar dentro de nuestras previsiones.
Las cifras en Marketing Directo son de vital importancia, por lo tanto, para cumplir nuestros objetivos debemos tenerlas muy en cuenta. Veamos una aproximación sobre los conceptos básicos que nos ayudarán a llevar el control de nuestras campañas.
PORCENTAJE DE RESPUESTA
El primer paso para calcular si nuestra inversión ha sido rentable es averiguar qué porcentaje de respuesta hemos obtenido. Para ello basta con efectuar una sencilla operación matemática, basándonos en la cantidad de "mailings" que hemos enviado y en las respuestas que hemos recibido.
Ejemplo: Si enviamos por ejemplo 10.000 "mailings" vendiendo nuestro producto o servicio y recibimos 500 respuestas de personas interesadas en comprarlo, nuestra respuesta habrá sido del 5%.
COSTE POR RESPUESTA
Una vez que sabemos el porcentaje de respuesta obtenida en nuestro "mailing", el siguiente paso es averiguar la cantidad de dinero que hemos necesitado invertir en cada respuesta. La operación para su cálculo continúa siendo igual de sencilla.
Ejemplo: Si el coste total de nuestra inversión es de 150.000€ y captamos 500 respuestas, el coste por respuesta se obtendrá del resultado de dividir la inversión total por el número de respuestas. De esta forma, cada respuesta habrá costado 350€ por respuesta.
Las cifras son desproporcionadas y no se ajustan a situaciones reales
COSTE POR PEDIDO
Será el resultado de dividir la cantidad invertida en la acción promocional por el número de pedidos conseguidos. Para que la acción sea rentable es evidente que el margen bruto que nos deja cada uno de los pedidos ha de ser superior al coste de esos pedidos.
Ejemplo: Si el coste total de nuestra inversión ha sido de 150.000€ y hemos conseguido 100 pedidos, el coste por pedido será de 1.500€ pedido.
Las cifras son desproporcionadas y no se ajustan a situaciones reales
Imagen artículo: Ben Heine
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