Motis, prodis y nestar (motivación, productividad y bienestar)

El papel de los riesgos psicosociales a los que se ven sometidos los trabajadores en las empresas es el elemento más determinante de su bienestar. Las cosas importantes pueden ser contadas a través de los cuentos, por eso quiero sorprenderos con una historia

Hace tiempo, en un país no muy lejano, convivían tres tipos de seres que a pesar de sus diferencias, eran inseparables. Los Nestar, delgados y musculosos, eran vegetarianos, vivían a las afueras de la ciudad en casas con huerto, les gustaba pasear, dedicaban mucho tiempo a meditar y difícilmente se dejaban dominar por las emociones pues habían conseguido un gran equilibrio entre su cuerpo, su mente y sus emociones.
Los Moti, en cambio, eran gente ruidosa y estaban llenos de entusiasmo. Era habitual escucharlos cantar o silbar, casi cualquier cosa despertaba su interés. Eran robustos y sonrientes, su señal de identidad inconfundible era su característico y gracioso modo de andar. Los Moti solían vivir en grupo; sus casas estaban pintadas de colores y repletas de adornos. A este grupo pertenecían los mejores deportistas, los más creativos, incluso, los que trabajaban en los turnos más duros. Los Motis eran inasequibles al desaliento.


En la zona sur del país vivían los Prodi. Sus casas, construidas con material reciclado, eran auténticas obras de arte. Eran los encargados de administrar los recursos de país. Contaban con la admiración y el respeto de todos, y eran consultados para tomar decisiones importantes.
Los Prodi dedicaban mucho tiempo al estudio, investigaban durante días antes de tomar cualquier decisión. Les gustaba enseñar a los más pequeños a construir sus propios juguetes con cosas usadas.

La mayoría de las parejas eran mixtas y con el paso de los años, era difícil distinguir a unos de otros. Juntos habían conseguido que Urania fuera una gran potencia, dominaban los mares, el comercio, eran los principales exportadores de telas, especias y sal. Sus ciudades estaban llenas de esplendor, y sus inventos y descubrimientos colocaban al país en la vanguardia científica. En Urania no conocían la depresión, apenas enfermaban y la esperanza de vida se situaba en 104 años.
Pero… un fatídico día… gigantes provenientes de tierras lejanas invadieron Urania. Querían apoderarse de la riqueza que este país poseía. Tomaron el gobierno, secuestraron a los más productivos para ponerlos a su servicio y desterraron a los que consideraron una carga. Los Moti eran constructores, comerciantes y muy fuertes. Los Prodi tenían mucho conocimiento y eran unos grandes administradores.

Sin embargo, los Nestar… fueron desterrados… Meditar, pasear, hacer zumos naturales, cuidar de un huerto, etc. no parecían aportaciones de mucho valor…

Pero sin los Nestar Urania cada vez iba peor. El país había dejado de estar en las primeras posiciones de producción, de exportación, de creatividad y cada vez había más enfermos. No sólo no eran productivos, sino que el gasto médico se había disparado. Los malvados gigantes no comprendían lo que estaba sucediendo, e, incluso, sospechaban de un boicot contra ellos.
Como si de una epidemia se tratara, los Moti morían y los Prodi parecían haber olvidado todo lo que sabían. Los gigantes estaban desesperados y contrataron a expertos para conseguir soluciones a tan terrible situación, aunque sin éxito.
Pasado un tiempo y cuando Urania ya no parecía un país sino un hospital, la mujer del Rey de los gigantes le sugirió a su esposo: "Quizá echan tanto de menos a los Nestar que han enfermado".

En otro tiempo, nunca la hubiera escuchado, pero la situación era tan desesperada que el Rey en persona acudió en la búsqueda de los desterrados.

Los Nestar pusieron una condición para su vuelta. Pidieron que durante seis meses los gigantes tan sólo observaran el funcionamiento normal de Urania y que después, se celebrara una reunión para hablar del porqué los Nestar, los Moti y los Prodi eran inseparables. Transcurrido este tiempo, los gigantes podrían tomar sus decisiones y los Nestar serían libres para decidir su marcha.
El Rey aceptó las condiciones. Durante seis meses los gigantes se convirtieron en observadores y contemplaron cómo los Motis volvían a sentirse bien, los Prodi recuperaban su conocimiento, los campos volvían a dar buenas cosechas, las fábricas cumplían con la producción y la calidad de los productos era inmejorable. Además, todos parecían felices y su salud había mejorado. Era evidente que algo mágico sucedía en la unión de estos tres seres.
El Rey de los gigantes comprendió que su gesta era imposible y que su modo de actuar mataría la fuente de riqueza urania.
Una vez aprendida tan valiosa lección, se dedicó en cuerpo y alma al estudio de la relación entre Bienestar, Motivación y Productividad, y cambió su profesión convirtiéndose en un famoso gurú de la gestión de Recursos Humanos.
Inscribió a sus hijos en el colegio de los Prodi y compró un colorido ático en al barrio de los Motis, donde la reina montó su propia oficina de diseño publicitario. Y colorín colorado... esta historia se ha acabado.
AUTOR: Inmaculada Cerejido, Directora de Departamento Clínico y de Formación de PSYA y autora del libro Desmotivados=improductivos