El miedo es una de las emociones más fuertes que cuando se prolonga, bloquea a la persona y merma sus capacidades. En el plano laboral, el miedo al despido es una gran preocupación que produce unos síntomas que es importante detectar a tiempo para encontrar un remedio.Tensión física y rigidez
Las personas que trabajan en un entorno de seguridad emocional se sienten bien físicamente, por tanto, están relajadas. Por el contrario, las personas que tienen miedo al despido reflejan esa tensión emocional a través de su rigidez corporal. Han adoptado el rol de ponerse a la defensiva. Esta rigidez corporal puede producir ciertas molestias físicas, como por ejemplo, dolor de espalda.
Ansiedad
Llega un momento en el que el miedo es más fuerte que el propio trabajador y se convierte en una especie de burbuja envolvente que le acompaña la mayor parte del día. El problema no sólo se tiene en horario de trabajo sino también, fuera de oficina. El miedo al despido es recurrente en la mente del trabajador.
Falta de libertad
La persona se controla mucho en el terreno laboral y evita decir ciertas cosas que piensa o hacer otras, pensando en las posibles consecuencias negativas de dichas acciones. Intenta hacer todo lo posible para seguir siendo válido ante la empresa.
Imagina consecuencias catastróficas
El trabajador con miedo al despido imagina consecuencias trágicas y catastróficas en su día a día. El futuro se presenta como un horizonte agónico. Por tanto, el miedo al despido se refuerza con el temor a lo que viene después.
Falta de autoestima
Como consecuencia del miedo, el trabajador tiene la autoestima más baja, mucha inseguridad en sí mismo, falta de confianza, cansancio psicológico y pensamiento negativo.
Autor: Maite Nicuesa
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