En las entrevistas de trabajo, en los interrogatorios y en el análisis de los discursos, se tienen muy en cuenta los accesos oculares. Se trata de una herramienta más a nuestro alcanceDiversos estudios neurológicos han demostrado que el movimiento ocular está asociado a la activación neuronal de distintas zonas cerebrales. Ahora intente contestar a esta pregunta: ¿Cuántas ventanas tiene su casa?
Si observamos hacia donde mira una persona se puede deducir la procedencia de sus pensamientos, si son imágenes, sonidos u otras sensaciones, y lo que es más sorprendente, si gestiona recuerdos o invenciones
Para acceder a esta información ha tenido que visualizar su domicilio, quizás habitación por habitación, contando las ventanas hasta sumar el resultado. Ha tenido que recordar imágenes y para ello, como si de un archivo se tratara, sus ojos han mirado, por un instante, repetidas veces o persistentemente, hacia arriba a la izquierda, en un intento por acceder más fácilmente a la información almacenada.
¿A qué sabe un helado de fresa con pistacho?
Imaginarse ese sabor hará que nuestros ojos, leve o persistentemente, se dirijan hacia abajo, a la derecha, lugar donde buscaremos las sensaciones físicas construidas. Los movimientos laterales de los ojos (LEM: Lateral Eye Movement), como aportación de la Programación Neurolingüística (PNL), están relacionados con la manera en la cual accedemos a nuestra información interna, sea construida (imaginada o inventada) o recordada (experiencia).
El mentiroso, el imaginativo, el que inventa, tenderá a mirar cuando accede a la información hacia la derecha: arriba si imagina imágenes, al centro si lo hace con los sonidos y abajo si son sensaciones.
"Cariño, ¿dónde estuviste anoche?"
"Ehhh…estuve trabajando hasta tarde en el despacho", - dijo mientras miraba hacia arriba a la derecha.
Y ahora viene lo funcional de esta teoría: funciona también a la inversa, es decir que si queremos acceder a las imágenes de un recuerdo, resultará más rápido y sencillo si dirigimos la mirada hacia el archivo de arriba a la izquierda. Si estoy componiendo una canción, mi musa se encuentra a la altura de mi oído derecho. Si quiero recordar una melodía miro al oído izquierdo. Para cambiar mi estado de ánimo o tomar consciencia de cómo me encuentro, mi mirada bajará buscando el interior o la concentración.
Autor: Javier Lillo
No hay comentarios :
Publicar un comentario