Un día, el gerente de la empresa estaba en su oficina con la puerta abierta y un miembro de su equipo observó que estaba de buen humor por lo que decidió comentarle un pequeño problema, al parecer tenía un mono en su espalda del que no se podía deshacer. Entonces, el gerente le dijo que se diera la vuelta y se lo quitó. El problema había desaparecido, y el miembro del equipo salió de la oficina muy feliz.
Al ver que el gerente estaba de buen humor, otro miembro del equipo entró también en la oficina. En esta ocasión, esta persona tenía dos monos en la espalda, uno en cada hombro. El gerente, como continuaba de buen humor, agarró a los dos monos con sus manos y los apartó de los hombros de su colaborador. Éste, al igual que la primera persona, salió sonriendo de la oficina, pero el gerente fracasó ya que no se podía concentrar debido a los gritos de los monos que tenía en su despacho.
¿Qué ha ocurrido? Algo muy sencillo que por desgracia es habitual ver en la actuación diaria de muchos "managers". Lo más importante es "entrenar" a los miembros del equipo. De esta manera, el gerente consigue un doble objetivo. Por una parte resuelve los problemas presentes y futuros, y por otro lado da la confianza que los miembros del equipo necesitan.
Si en lugar de quitarles los monos, hubiera dejado que ellos mismos lo hicieran, e incluso a uno de ellos le hubiera cedido uno de los suyos, dándole muestra de su confianza por la eficacia que hubiera demostrado en otras tareas, los problemas habrían desparecido, incluso también uno de los suyos, y se habría conseguido una satisfacción personal de los miembros del equipo, así como la confianza necesaria para lograr desembarazarse de futuros acontecimientos no deseados de forma autónoma.
Autor: Julio Pérez
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