Haciendo esfuerzos por no llorar, tu empleado te lo agradece enormemente y te dice que así lo hará, pero no sin antes dejar terminado un asunto pendiente. Por último, le preguntas si desea que los demás sepan lo que ocurre y si quiere que seas tú el que se lo comunique.
Este ejemplo de inteligencia emocional (IE) ayuda a entender por qué algunos jefes son promocionados y otros fracasan estrepitosamente. Para triunfar en tu nuevo puesto, debes comprender la esencia de la IE y desarrollar la tuya propia.
Después de conseguir un impacto enorme con un programa piloto sobre ventas, American Express decidió dar un curso de IE a todos sus directores. PepsiCo, por otro lado, descubrió que si los jefes de división fueran fuertes en varias áreas de la IE, sus divisiones alcanzarían con mayor facilidad sus objetivos anuales.
Cuando percibes por qué alguien dice o actúa de cierta manera; cuando te das cuenta de que en una reunión a alguien le están tocando su fibra sensible, estás utilizando tu inteligencia emocional. También lo haces si a pesar de estar enfadado, no explotas sin sentido y, muy al contrario, reconduces toda esa energía positivamente.
Cuanto más suave, mejor.
Como su nombre indica, la inteligencia emocional es la capacidad para reconducir y controlar tu mente y tus sentimientos a favor de los demás. Las llamadas «técnicas suaves» son las más difíciles de aprender, ya que no vienen en un paquete transparente con una etiqueta. El autor Daniel Goleman, que contribuyó enormemente a poner la IE en el mapa, decía que para triunfar, la IE es incluso dos veces más importante que el convencional cociente de inteligencia.
¿Cómo se toma conciencia de la inteligencia emocional?
¿Cómo sabes si eres inteligente emocionalmente?
* Desarrolla el conocimiento de ti mismo. Aprendes a reconocer tus sentimientos ante las cosas y en qué medida te afectan a ti y a los demás; desarrollas el conocimiento de ti mismo.
* Ejercita la autodisciplina. Descubres cómo expresar tus enfados correctamente; controlas el estrés, los modos y los arrebatos; aprendes a desconectar y te centras en el trabajo que tienes entre manos en ese momento, sin juicios y sin pensar antes de actuar.
* Usa la propia motivación. Cuando persigues un objetivo, más allá del dinero o del estatus, encuentras maneras de dirigir tus sentimientos, mejorar tu atención, conseguir importantes cotas de productividad personal, iniciativa, confianza en ti mismo y autocontrol.
* Muestra empatía. Desarrollas capacidad para relacionarte bien con los demás y reconoces las señales por las cuales ellos te indican si están bien y responden de forma correcta; escuchas bien y desarrollas dotes organizativas.
*Relaciónate. Controlas los sentimientos de los demás, suscitas confianza, y eres capaz de tranquilizarles, engatusarles y manejar las situaciones difíciles; te relacionas, lideras, influyes, comunicas y animas a la gente para que forme equipos de trabajo y colaboren entre sí.
Muchísimas personas consideradas muy inteligentes, gente francamente buena, fracasa a la hora de ser ascendida a jefe. Con poca inteligencia emocional, tropiezan contra sí mismos. Por ejemplo, se muestran insensibles ante los sentimientos de los demás, no pueden controlar su impaciencia, aguantan mal el estrés (el suyo y el de los otros) y carecen de firmeza o de mano izquierda. Pero incluso así, con poca inteligencia emocional, puedes hacerte jefe; basta con tener suerte: un mercado en auge, flojos competidores y jefes no muy competentes.
Si eres bueno, puedes ocultar tu falta de inteligencia emocional hasta que sea evidente y las cosas empiecen a fallar. Siempre se ha dicho que en el mundo de la banca hay muy pobres niveles de inteligencia emocional, pero cuando las cosas van bien, parece no importar. Otra cosa muy distinta es cuando todo se tuerce; entonces la falta de IE se refleja en respuestas viscerales como la pretensión de que los salarios se recorten un 10 por ciento. Es una medida que desmoraliza a todo el mundo y empeora la situación. En el lado opuesto tenemos el ejemplo de Toyota que, durante la crisis financiera que asoló Asia en 1997, capeó el temporal en su fábrica de Tailandia durante 4 largos años sin despedir a un solo empleado. La orden provenía directamente del presidente de la compañía, Hiroshi Okuda: «Recorten todos los gastos, pero no toquen a un solo empleado».
Cuanto más asciendes en una empresa, más te preocupa la IE. No importa que se trate de jefes nuevos o veteranos; si son de los que les preocupa algo más que sobrevivir, siempre querrán saber cómo mejorar su IE.
Este curso es un fragmento del libro: “Los secretos del éxito en el management”, del autor Andrew Leigh, publicado por Pearson Educación (ISBN: 9788483226131).
Autor: Pearson Educación
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