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El comportamiento en un almuerzo de negocios


Lo almuerzos de negocios son grandes oportunidades para asociarse y aproximarse al cliente. Sin embargo, pese a ser una ocasión menos formal que un encuentro de despacho, las reglas de etiqueta de negocios continúan siendo fundamentales:

1. Local. Normalmente, quien elige el restaurante es el empresario. Es recomendable escoger ambientes acogedores y más silenciosos, pues el ruido tiende a entorpecer la conversación. Es conveniente saber los gustos del cliente. Por eso se aconseja preguntar sobre las preferencias gastronómicas, con el objetivo de evitar vergüenzas y generar una instancia más cómoda.
Al concluir el encuentro, si tiene dudas sobre quién pagará la cuenta, recuerde que el responsable es siempre quien hizo la invitación a la reunión
2. Vestuario: Dejar el exhibicionismo. Las mujeres pueden combinar colores de moda, pero sin exagerar. Para los hombres, la combinación de pantalones, calcetines y zapatos es esencial. Si el pantalón es oscuro, los calcetines deben ser también de este tono. Si fuera beige, por ejemplo, el calcetín tendría que ser de este color, mientras el zapato debería ser café. Las combinaciones son cuestiones de etiqueta. Si existen dudas respecto de un conjunto de ropa, es mejor desistir de esta.



3. Olores: Los perfumes y otras fragancias también pueden convertirse en obstáculos para una comida de negocios. Tanto el exceso de perfume como el olor cigarrillo son desagradables.

4. Bebidas alcohólicas: Si el cliente ofrece, se puede aceptar, pero sólo un sorbo, si es que no se va a conducir después del almuerzo. Es más cortés dejar el vaso lleno, que avergonzarse por tomar de más y embriagarse.

5. Teléfonos: Contestar llamadas en frente del cliente es muy poco elegante. Pero si tiene que hacerlo, discúlpese o mencione desde el principio que está esperando una llamada telefónica. No deje el móvil sobre la mesa y, si es posible, es conveniente guardarlo en el bolsillo, apagado o en silencio.

6. Asuntos: Quien guía la conversación es el cliente. Si él le invitó a almorzar, es porque está interesado en su trabajo. Espere, entonces, que lo demuestre. Probablemente prefiere iniciar una conversación profesional a la hora del café y no durante el plato principal.

El buen profesional sabe distinguir al cliente del amigo. No espere ser amigo del cliente. Una cosa es estar próximo y tener empatía, pero es distinto ser íntimo y hablar de asuntos personales.
Fuente: administradores.com
Consejos ofrecidos por: Fernanda Abreu (directora de Personas, Proyecto y Gestión - Instituto Aquila de Consultoría de Gestión Avanzada).

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