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Naming


Nuestra vida está llena de nombres, nombres de personas, de cosas, de sentimientos, de emociones, nombres que nos sirven para identificar todo lo que rodea nuestro mundo y que lo ordena para poder convivir en sociedad.
Nos inventamos el lenguaje de las palabras para comunicarnos con otros, para que nos entiendan. Y dada esa misma necesidad nos inventamos las marcas, y con ellas su pilar esencial, el naming
Toda marca tiene su carácter propio y único, que la distingue del resto de sus competidoras, y de alguna forma podemos afirmar que sin nombre no existe la marca.

Así que esta "nueva" disciplina no es más que una ciencia social inexacta que se aloja bajo el paraguas del branding. Y aunque llevamos practicando esta ciencia desde casi el principio de los tiempos, la creación de un nombre para una marca no es una tarea fácil.



La magia de esta ciencia puede residir en muchos aspectos de la palabra: en su originalidad, atractivo fonético, arquitectura, facilidad para ser recordada, lo que nos sugiere y nos estimula… todas sus cargas, asociaciones, connotaciones, teniendo en cuenta aquellas de las que ni tan siquiera somos conscientes. De ahí que muchas celebridades cambien sus nombres para conseguir que la gente se acuerde de ellos, ¿hubiera tenido el mismo éxito Robert Zimmerman que Bob Dylan?

En muchas ocasiones es el nombre de la marca lo primero que conocemos de ella, es lo que causa la primera impresión, y es lo que el consumidor verbaliza al hablar del producto.
El naming debería adaptarse al producto, a su posición en el mercado, adecuado para los idiomas dónde se va a comercializar, ser eufónico y registrable, ya que al fin y al cabo, en una primera instancia, todo el peso cae sobre él
Pensemos, por ejemplo, en palabras de nuestro propio idioma que tienen un mismo significado, ¿por qué se acaba imponiendo una en el uso diario del lenguaje? o lo que es lo mismo ¿por qué la otra cae en desuso?
Igual que no es lo mismo iniciar un negocio ahora que hace 50 años, crear un nombre ahora tampoco es tan fácil. La competitividad de los mercados incrementa, y con ello la problemática legal a la hora de registrar una marca, y de encontrar libre un dominio en internet.

Es corriente pensar que la creación de un naming es cuestión de ser un poco creativo, estar inspirado, tener suerte… pero la realidad es otra. También se requiere de un estudio previo, una estrategia bien planteada o conocer bien cómo se quiere encarar el producto en su propio mercado (teniendo en cuenta la terminología utilizada en el sector de actividad, los aspectos culturales del entorno, etc.).

Alguno de los requisitos que debería cumplir el nombre para una nueva marca son:
> Semántica clara
> Morfología
> Fonología
> Nombradía (valor de reconocimiento)
> Asociación (positiva)
> Primacía (valor emocional)

Autor: Paula Villodre
Título original: Naming - Yo te nombro

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