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La paranoia en la organización empresarial


Cuentan que la característica esencial de este trastorno es un patrón de desconfianza y suspicacia general hacia los otros. Los paranoides tienen dudas injustificadas sobre la lealtad de sus amigos, aparentan ser fríos y son muy rencorosos. Tienen escasas relaciones sociales, en parte por su desconfianza hacia los demás, pero también porque suelen provocar rechazo. Suelen desenvolverse bien y no les gusta que otros se ocupen de sus asuntos. ¿Y las empresas? ¿encaja este patrón con el comportamiento de alguna organización?.

Si se encuentran al menos cuatro de los siguientes síntomas, estamos delante de una personalidad paranoide.

1- Sospecha, sin base suficiente, que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a hacer daño o les van a engañar.
Hay organizaciones en las que la desconfianza está presente en todas las relaciones, internas y externas. La negociación permanente y la regulación contractual y administrativa, incluso allí donde no es necesario, es el "leit motive" de la empresa paranoide. Hay una excesiva e injustificada burocratización de los procedimientos y un control excesivo hacia todos los que forman parte.

2- Preocupación por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de los amigos y socios.
Desconfianza desmesurada por las intenciones o intereses ocultos que puedan tener los propios miembros de la organización, celo injustificado por el control horario de los trabajadores, cláusulas de confidencialidad excesivas, accesos bloqueados a las redes sociales, archivo en papel de los correos electrónicos que envían los propios empleados… ¿Nos suena todo esto?



3- Reticencia a confiar en los demás por temor injustificado a que la información que compartan vaya a ser utilizada en su contra.
La suspicacia extrema está, en parte, en el origen de muchas de las excusas de aquellas empresas que sólo admiten la página web o las notas de prensa como medio de comunicación. ¿Estar en las redes sociales? ¿Estás loco o qué?

4- En las observaciones o los hechos más inocentes vislumbra significados ocultos que son degradantes o amenazadores.
Por este tipo de cosas tampoco se está en las redes sociales. Pero, además, este rasgo cultural de personalidad empresarial hace que de puertas hacia dentro suelan presidir numerosos problemas de clima laboral: malestares entre compañeros del mismo departamento, áreas de la empresa enfrentadas con otras, jefes que desconfían de otros jefes, jefes que desconfían de su propio equipo, equipo que desconfía de su jefe, gente que desconfía hasta de su propia sombra… Cuando prevalecen las dobles interpretaciones y se leen todos los silencios y entrelíneas habidos y por haber, hay que saber medir bien las palabras y los actos si no quieres que la rumorología, muy presente aquí, haga el trabajo sucio.

5- Alberga rencores durante mucho tiempo, por ejemplo, no olvida los insultos, injurias o desprecios.
Hay empresas que, sin haber recibido ni insultos, ni injurias ni desprecios, también guardan rencores hacia otros. Si juntamos este rasgo con todos los anteriores, podemos comprender por qué a muchas empresas les cuesta mantener relaciones estables con su entorno (empleados, colaboradores externos, proveedores, clientes) durante mucho tiempo.

6- Percibe ataques a su persona o a su reputación que no son aparentes para los demás y está predispuesto a reaccionar con ira o a contraatacar.
Si una empresa grande y poderosa recibe críticas razonables, éstas serán tomadas como un ataque directo y, las consecuencias, irán dirigidas a contraatacar haciendo uso de su poder y status económico o posicionamiento político en contra del malévolo injurioso. De puertas para adentro, hay de ti como critiques (aunque sea justificadamente) al jefe: la renovación estará en el aire… o la carta de despido amenazando con salir del cajón.

7- Sospecha repetida e injustificadamente que su cónyuge o su pareja le es infiel.
La empresa no tiene relaciones carnales, pero sí que está vinculada con su principal activo: el personal. Son el motivo de la existencia de la empresa, el valor más importante y, en algunos casos, la razón de su crecimiento como entidad, según cuentan en sus páginas web y anuarios internos. Sí, todo eso es así, pero le capamos el acceso a las redes sociales, no vaya a ser que estén en linkedin buscando a otra… empresa. Cuando uno de los suyos se va, profecía autocumplida: cada salida de un miembro alimenta las sospechas y la desconfianza desquiciante hacia esos principales activos.
Autor: Nacho Muñoz (Licenciado en Psicología, título Master en Dirección y Gestión de Recursos Humanos. Actualmente está doctorando en Filosofía por la UNED).

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