¿Cuántas veces has ampliado un contrato sin que medie un pedido por escrito? ¿Acaso nunca has enviado mercancía urgente tras una llamada "importantísima"? ¿No han ido tus operarios a solucionarle la papeleta a algún cliente, a pesar de no haber recibido ni un triste e-mail de buenos días?Todos hemos pasado por esas situaciones. Algunas muy comprometidas. Tu buena disposición para atenderlas exige una justa correspondencia, algo tan sencillo como pagar. Lo malo es que por pereza, por no enviar de inmediato una especie de albarán, o bien por una mal entendida vergüenza, o simplemente por olvido, dejamos en manos del cliente la ingrata tarea de reclamar la factura. ¡Cuánto dinero perdido!
Sólo hay una forma de terminar una negociación: con un escrito firmado por todas las partes. Parece una perogrullada, ¿verdad? Pues no. Todavía se hacen miles de contratos por teléfono o al calor de media ración de bravas.
Recuerda que un papel escrito y aceptado:
- Resume los puntos acordados y evita malentendidos.
- Sirve como justificante contra reclamaciones posteriores.
- Es un documento histórico de ayuda para sucesivos encuentros y hace valer los acuerdos en caso de que faltes.
Solicitar la firma de este documento es un hábito que no debe faltar nunca. Es cuestión de empatía y asertividad. Empatía para reducir la fricción que pueda provocar el hecho de pedirlo y asertividad para transmitir con firmeza y profesionalidad.
Fuente: coventaria.com
No hay comentarios :
Publicar un comentario