Un cura va conduciendo cuando ve una monja parada a un lado de la carretera esperando el autobús. El cura se detiene y le ofrece llevarla hasta el pueblo más próximo. La monja acepta y pone el equipaje en el asiento trasero. Al sentarse, su hábito se abre un poco y deja ver una hermosa pierna.
Cuando el cura lo advierte casi ocurre un accidente, consigue controlar el coche aunque no resiste la tentación y pone la mano en la pierna de ella.
La monja mira al cura y le dice:
- Padre, recuerde el Salmo 129
Esté informado al máximo sobre temas relacionados con su trabajo o se expone a perder grandes oportunidadesEl cura retira rápidamente su mano y pide disculpas pero sus ojos se resisten a dejar de mirar la pierna, por lo que, poco después, su mano salta de la palanca del cambio esta vez a la rodilla de la monja:
- Padre, recuerde el salmo 129- reitera la monja
El cura, contrariado retira la mano y trata de disculparse:
- La carne es débil, hermana...
Llegan a su destino y ella mira al cura significativamente y le agradece el favor de haberla acercado a su destino.
El cura prosigue su viaje y cuando llega a su destino corre a ver lo que dice el salmo 129:
- "Sigue adelante e inténtalo. Alcanzarás la gloria".
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