Lamentablemente la mayoría no gozan de tener un buen líder como jefe. De ser así, la palabra jefe no tendría la connotación negativa que tiene hoy en día.
Si sientes que tu jefe, mentor o socio no es claro sobre tu desempeño y te sientes perdido sobre tu potencial de crecimiento en la organización, puedes seguir estas recomendaciones.
Primero ante todo, pregúntate a ti mismo si realmente quieres recibir retroalimentación. La retroalimentación es un arma de doble filo porque si no haces nada por mejorar después de que alguien te la da, tu imagen podría empeorar.
Por ello, si quieres recibir retroalimentación es porque eres consciente que tienes fallas y quieres mejorar.
Después de responderte a esa pregunta y tengas claro que no sólo quieres cambiar sino que también estás dispuesto a pagar el precio por convertirte en una mejor persona, entonces y sólo entonces pídele a tu jefe un tiempo de 15 a 30 minutos para conversar y colócalo en tu agenda.
Reúnete en un lugar cerrado y sin distracciones. Busca un salón o reúnete en la oficina de tu jefe. Trata de no hacerlo en un lugar público o peor aún, en un lugar donde tus compañeros de trabajo puedan escuchar.
Las tres preguntas que debes hacerle a tu jefe son:
1) ¿Cuáles son 2 ó 3 fortalezas de mi persona?
2) ¿Estoy cometiendo alguna falla crítica?
3) ¿Podrías decirme 1 ó 2 áreas de mejora que debo enfocarme?
Es importante destacar que bajo ningún concepto ésta es la única manera de solicitar retroalimentación. Ésta es simplemente la forma que más exitosamente funciona. A continuación explico el por qué de cada pregunta:
1) ¿Cuáles son 2 ó 3 fortalezas de mi persona?
Recordemos que estamos hablando de un jefe que no es un gran líder. Los líderes usualmente dan retroalimentación resaltando los aspectos positivos del individuo. Por ello, es importante poner a tu jefe a pensar en tus áreas positivas.
La pregunta fuerza la discusión a comenzar correctamente. La mayoría de las personas tienen muchas más cualidades positivas que negativas. Por ello, es importante asegurarte que tu jefe ve cualidades positivas en ti.
2) ¿Estoy cometiendo alguna falla crítica o grave?
Cuando hablo de falla crítica me refiero a un problema grave y que limitará tu carrera. La mayoría de las personas no tienen una falla crítica, pero si la tienes, es importante saber de ella.
Siempre recuerda que la retroalimentación puede ser dura; pero es mucho mejor saberlo antes que después.
Es muy probable que tu jefe responda que no tienes ninguna falla crítica o grave, pero de no ser así, es imperativo que escuches muy bien cuál es la falla y establezcas un plan para corregirla inmediatamente.
Si tienes una falla crítica, no hagas la tercera pregunta. Ya sabes cuál es tu área de mejora y la conversación llega hasta aquí.
En caso de que no tengas una falla crítica o grave, entonces realiza la siguiente pregunta:
3) ¿Podrías decirme 1 ó 2 áreas de mejora que debo enfocarme?
Siendo bien sincero, ésta es la mejor parte de la conversación. Le pedimos 1 ó 2 áreas de mejora porque nadie puede mejorar 100 áreas a la misma vez y no queremos que nos diga 8 áreas y luego se dé cuenta que sólo trabajamos en 2 ó 3 (recuerda que los jefes mediocres tienden a ver lo negativo por encima de lo positivo).
En este momento debes asegurarte que tomas nota de todo lo que tu jefe te dice. Realmente la retroalimentación es un regalo y debes verlo de esa manera.
A pesar de que queremos sólo 1 ó 2 áreas de mejora, puede suceder que nuestro jefe nos diga 6 ó 7. Independientemente de lo que suceda: toma nota de todo.
Al terminar tu jefe de hablar le das las gracias por haberse tomado el tiempo de darte retroalimentación y le reiteras tu compromiso a mejorar en dichas áreas.
En las siguientes 24 horas debes enviarle un email donde:
- - Reiteras las gracias por el tiempo
- - Haces un corto resumen de (a) Fortalezas y (b) Áreas de mejora (y falla crítica si existiese)
- - Solicitas otra reunión a los 3 meses para revisar tu progreso en (a) y (b)
Es de suma importancia revisitar las 3 preguntas cada 3 ó 4 meses para asegurarte que estás en el camino correcto.
Fuente: Liderazgo hoy
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