Toda empresa que tenga afán por avanzar y mantenerse en el mercado necesita atraer y retener el talento, en determinar cuáles son los trabajadores con mayor potencial para su plantilla. Y esta tarea, que en principio puede parecer sencilla, se convierte en todo un arte que hay que saber gestionar.
La clave fundamental está en ser conscientes de que el talento no se puede analizar ni valorar a escala global, sino que cada persona cuenta con un potencial propio en un área diferente. Una vez tenemos claro en qué sobresale cada empleado será mucho más sencillo ubicarle para sacar el mayor provecho de su trabajo.
Independientemente del tamaño de nuestra empresa, cada departamento o puesto de trabajo necesita una serie de aptitudes personales. Lo realmente importante es encontrar a la persona adecuada para cada tarea, es decir, realizar una pequeña labor de análisis que permita relacionar "cada oveja con su pareja".
Por ejemplo, un perfil analítico será más apto para las finanzas, el análisis, la tecnología y las operaciones que una persona planificadora, que tendrá mayor facilidad para dedicarse a la producción, administración y gestión de proyectos de una manera altamente eficiente.
En el caso de las tareas de comunicación, recursos humanos o atención al cliente, conviene poner al frente a alguien con capacidades comunicadoras, y dejar las áreas de marketing, I+D y la tecnología en manos de una persona innovadora. Al dejar que cada persona se realice según sus propias características la compañía funcionará con más naturalidad.
Buen olfato y mentalidad estratégica
Es importante que los responsables encargados de la selección de personal sepan diferenciar entre una persona líder, con talento global y potencial de crecimiento profesional; y otra con gran conocimiento técnico, que puede resultar muy útil para ciertos trabajos de batalla pero que probablemente no sirva para el ámbito directivo.
Un buen reclutador de personal será una persona sociable y curiosa, capaz de comprender las funciones adyacentes a su puesto de trabajo y de ver la organización empresarial en su conjunto. Se trata, por tanto, de alguien que disponga de un fuerte sentido estratégico, un buen jugador de ajedrez que sepa dar el "jaque mate" en el momento preciso.
Pero esta tarea es una labor de la empresa en su conjunto. Para que las personas puedan desarrollar y aprovechar al máximo todo su potencial, se debe ofrecer a la plantilla programas de formación interna y otros incentivos que creen un buen ambiente de trabajo, donde los empleados sientan que sus opiniones se tienen en cuenta.
Cuanto más agradable sea el clima dentro de nuestra empresa, mayor implicación por parte de los trabajadores, que se sentirán más animados a proponer nuevas ideas y nos ayudarán a empujar nuestra actividad empresarial hacia el éxito.
Fuente: Euskadi+innova
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