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La leyenda del "tío Camuñas": El sacamantecas


Por muchas partes de España existe la costumbre de asustar a los niños mencionándoles al tío Camuñas, pero muy pocos saben que era un personaje real y de una biografía muy distinta a la que de antemano cabría esperar.
Su nombre verdadero era Francisco Sánchez y nació en el pueblo de Camuñas (Toledo) el 11 de septiembre de 1762, en una casa que aún "subsiste", en el número 22 de la calle Pozo Nuevo. Se dice que él y su hermano mantenían una lucha sin cuartel contra el ejército invasor napoleónico, hasta que ocurrió un suceso funesto que enrabietó a Francisco, apodado Francisquete. Así lo cuenta Enrique Rodríguez-Solís en su obra Los Guerrilleros de 1808, publicada en 1895:
Invadida España por los franceses, Francisquete y su hermano Juan Fernández, fueron de los primeros que en La Mancha salieron a campaña contra los imperiales. En una de las acciones se vieron obligados a refugiarse en Camuñas; perseguidos por los franceses se encerraron en su casa, que, transformada en una fortaleza, costó a los imperiales mucha sangre y muchos hombres muertos antes de llegar a conquistarla. Agotadas las municiones, Francisquete logró salvarse, pero su hermano, menos feliz, no pudo seguirle. Excitado por los franceses se entregó a ellos, bajo palabra de que le conservarían la vida… mas apenas le tuvieron en su poder le colgaron de las aspas de un molino, gozando en verle morir en aquella especie de tormento propio sólo de inquisidores.



Infundía terror
Francisco Sánchez, al enterarse de la noticia, juró vengar a su hermano y se dedicó con su partida a recorrer las sierras, valles, trochas y desfiladeros desde Jaén hasta Madrid -el llamado "Camino Real"- haciendo una eficaz guerra de guerrillas. Su fama de bravo combatiente pronto empezó a correr por las filas napoleónicas, hasta el punto que sólo mencionar su nombre infundía temor. Fueron los asustadizos franceses los que en vez de llamarle Francisquete popularizaron la expresión: “¡Que viene el Tío Camuñas!", y con ese nombre se quedó para unos y para otros. Al final, a Francisco Sánchez le traicionaron y fue fusilado el 13 de noviembre de 1811 en las murallas de Belmonte, enterrándose al día siguiente por mandato del general francés D’Armagnac en la Iglesia Colegial de Belmonte con toda solemnidad. Moría un héroe local a los 49 años y nacía una leyenda que no le haría justicia.
Hoy se puede ver su busto en una plaza de Camuñas, enfrente del Ayuntamiento, homenajeando a su héroe en la Guerra de la Independencia, a sabiendas que la fama del Camuñas ha traspasado las fronteras castellanas y llegó, eso sí, muy diluido, a tierras catalanas. Allí tienen a un sujeto espeluznante llamado Camunyes, de figura poco definida, ya que para unos se trata de un animalucho con una descomunal boca y afilados dientes "que se engullía a los chicos como un merengue" y, para otros, de un diablo travieso. También se le conoce en Extremadura donde se asusta a los niños con la frase: "que te lleva Camuñas".
Fuente: La Plaza

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